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La enseñanza de Teresa del Niño Jesús

Hoy 1 de octubre de 2023 celebramos la Fiesta de Santa Teresa del Niño Jesús. Es un año jubilar por los 150 años de su nacimiento, los 100 años de su beatificación, y además la Unesco la ha destacado en este bienio 2022-2023 como "mujer de cultura, educación y ciencia". Y aunque la celebramos en nuestra Iglesia el 1 de octubre, ayer 30 de septiembre se cumplieron 126 años de su muerte.



Su vida póstuma


Teresa del Niño Jesús vive entre nosotros, su doctrina es una pedagogía que llega a todos los corazones, sin importar las creencias ni el lugar del planeta donde las personas buscan su enseñanza.

Su doctrina es una riqueza que trasciende todas las fronteras, su experiencia de amor es una escuela que no cansa. Sus alumnos vuelven una y otra vez, porque en el camino de la vida, Teresa de Lisieux nos acompaña y estimula siempre.

La palabra póstuma significa "después de la inhumación", post-después, humus-tierra. Pero en realidad su vida póstuma comenzó el 30 de septiembre de 1897, cuando en la enfermería del Carmelo de Lisieux sus hermanas le oían decir por última vez en esta tierra: "Dios mío, os amo". Luego "su rostro recobra el aspecto y el color que tenía cuando gozaba de plena salud. Con su mirada en un punto fijo que dura el espacio de un credo, las hermanas la despiden arrodilladas en torno a su lecho. A las siete y veinte minutos de la tarde cierra los ojos y expira". (Cuaderno amarillo)

Al año siguiente (1898) se publicó su autobiografía con el título: "Historia de un alma". Desde entonces esta historia de una florecilla blanca, que "es un arsenal de doctrina espiritual, además de ser su autobiografía" (Vicente Martínez), ha irradiado en los corazones mucha luz y deseos de amar a Dios como ella le amo.

Teresa decía que su vocación es el amor, y que "amor" es una palabra que resonaba dulcemente en sus oídos.

El amor es el centro de su espiritualidad, como la de todos los santos. "Comprendo tan perfectamente, que no hay cosa que pueda hacernos gratos a Dios fuera del amor". (Ms.B)

Desde ese inmenso amor a Dios, vamos a profundizar en su doctrina que la hizo Doctora de la Iglesia en el año 1997.




Confianza



La confianza, y nada más que la confianza es la que debe conducirnos al amor, escribía a su hermana María el 17 de septiembre de 1896. Y la confianza es no temer a nada. Teresita decía que si tuviera en su conciencia todos los pecados que se pueden cometer en esta vida, iría con el corazón destrozado a arrojarse en los brazos de Jesús, pidiendo su perdón. Ella sabía que ese perdón no sería negado, y que no solo sería perdonada, sino también abrazada en una fiesta de bienvenida, y Jesús pondría un anillo en su dedo.

En la época en que ella vivió se enseñaba la fe en un Dios Juez, al que muchos temían, principalmente por esas creencias en un juicio eterno, castigos por los pecados cometidos y la existencia de un infierno que borraba del corazón humano la virtud de la esperanza.

"Mi camino es todo de confianza y amor", decía Teresa, y no comprendía a las almas que guardaban en su corazón un terrible miedo a un Dios tan misericordioso.

Cuando uno arroja sus faltas con una confianza enteramente filial, en el brasero devorador del amor, ¿cómo no van a ser consumidas para siempre? (Carta al abate Bellière)

Ese brasero devorador es esa Llama de amor viva, es mano blanda y toque delicado de un Padre que nos ama, nos perdona, y olvida para siempre nuestro pecado.

Jesús se estremece de alegría cuando nos convertimos y como hijos de un mismo Padre buscamos vivir, por la confianza y el amor.

La vida de Teresa fue una "carrera de gigantes" que en poco tiempo, solo veinticuatro años de vida, logró la gloria de los vencedores. No le faltó el sufrimiento, sufrió mucho desde pequeña, pero comprendió muy pronto, que la vida pasa tan de prisa, y que después hay un cielo eterno, que rompe todas nuestras cadenas, donde Dios es nuestra gran recompensa, pero hace falta "vivir de amor".

Yo siento que los que corremos por el camino del Amor no debemos pensar en lo que de doloroso nos pueda sobrevenir en el futuro, porque entonces, eso es faltar a la confianza. (Cuaderno Amarillo)

Humildad


"Solo Dios puede llenar mis inmensos deseos".

Teresa era una persona muy reconocedora de su verdad. La "humildad es andar en verdad", aprendimos de la otra gran Teresa, de Ávila. La hija, de Lisieux, estaba consciente de esa verdad de su existencia, de ser poseedora de muchos dones, y siempre fue muy amada de todos los que la rodeaban, pero la vanidad no le hizo daño, al contrario, grandes deseos animaban sus días y la proyectaban en esa unión inquebrantable con su Dios.

En lugar de hacerme daño, de llevarme a la vanidad, los dones que Dios me ha prodigado me llevan a Él, veo que solo Él es inmutable, que solo Él puede llenar mis inmensos deseos. (Ms. A)

Ella pedía ser un grano de arena muy oscuro, muy escondido de todas las miradas, que solo Jesús pudiera mirarla, pedía ser reducida a nada. Siempre estaba agradecida de Dios, que le mostraba su pequeñez. Decía que el Todopoderoso ha hecho grandes cosas en el alma de su hijita, pero la más grande era, haberle mostrado su pequeñez e impotencia.

Mi vida es pobre y escondida, yo creía que no hacía nada por Dios. Ahora comprendo por qué Nuestro Señor ha querido nacer en la indigencia: porque la humildad le es muy querida.


El cuaderno amarillo es un texto manuscrito de Madre Inés (su hermana Paulina).

En ese cuaderno ella escribía diariamente todas las frases o diálogos de Teresa, mientras permanecía en torno a su lecho de enferma. Se le denomina también "ultimas conversaciones".

Hay que considerar que todo lo que Madre Inés registró en este cuaderno es la verdad de un alma espiritualmente madura, pues corresponde a los últimos seis meses de su vida.

No encuentro ningún placer natural en ser amada, mimada; pero encuentro uno muy grande en ser humillada. Cuando he hecho una tontería que me humilla y me hace ver lo que soy. ¡oh! entonces experimento un placer natural; siento una verdadera alegría, como usted la sentiría en ser amada.(Cuaderno Amarillo)

Caminito


"Soy un alma pequeña que solo puede ofrecer a Dios cosas pequeñas".

Todos conocemos de Teresa su camino de infancia espiritual, ella era un alma muy sencilla, "a la gente sencilla no le hacen falta medios complicados para llegar a Dios", decía.

Teresa buscaba como medio para llegar al cielo, un caminito muy recto, y contaba con sus limitaciones, es entonces cuando descubre el ascensor que la elevará hasta su Dios.

Soy demasiado pequeña para subir la ruda escalera de la perfección. Entonces busqué en los libros santos la indicación del ascensor, objeto de mi deseo, y leí estas palabras salidas de la boca de la Sabiduría eterna: Si alguno es pequeñito, que venga a mí. (Ms. A)

Pero esa osadía inquietó después su corazón, se preguntaba qué haría Dios con ese pequeñito que respondiera a su llamada. Continuó buscando, encontró el texto del profeta Isaias, donde se compara el amor de una madre con el consuelo y amor del Señor.

Os meceré sobre mis rodillas. ¡Ah, jamás palabras más tiernas, más melodiosas, vinieron a alegrar mi alma: el Ascensor que debe elevarme hasta el cielo, son vuestros brazos Oh Jesús. (Ibidem)

La esencia del Camino de Teresa es permanecer pequeña, reconocer su nada, esperarlo todo de Dios, no atribuirse nada a sí misma, reconocer que Dios pone todos los tesoros en sus manos, no desanimarse de las propias faltas.

Porque los niños caen a menudo, pero son demasiado pequeños para hacerse daño. (Cuaderno Amarillo)

Abandono


Teresa era una joven consciente de que la única guía segura en la vida, cuando hay sufrimiento, es el abandono en la voluntad de Dios. Cuando el médico le dice en agosto de 1897, que no está para morir, ella dice: solo el abandono es mi guía, no tengo otra brújula. Recordemos que solo le quedaba medio pulmón sano, para respirar.

"Abandonarse en las manos de Dios, es el único camino que conduce a la Divina hoguera, este camino es el abandono del niño pequeño, que se duerme sin miedo en los brazos de su padre".

No deseo más morir que vivir; es decir, que si tuviese que escoger, preferiría morir; pero ya que es Dios quien escoge por mí, prefiero lo que él quiere. Amo lo que él hace.(Cuaderno Amarillo)

Al final de su vida, Teresa había logrado llegar a ese grado de abandono del que habla Job: "Aunque Dios me matara, yo esperaría aún en él". Lo dice en su lecho de enferma.

He tardado mucho tiempo antes de establecerme en este grado de abandono. Ahora ya estoy en él; Dios me ha hecho llegar a él, me ha tomado en sus brazos y me ha puesto en él.

Cuando habla del sufrimiento los últimos días de su vida, dice con una llana certeza, que no sufrirá más de lo que Dios quiere, y que si el sufrimiento en un determinado momento será mayor de lo que ahora es, el Señor le dará la gracia para sufrir más.



Comprender el pensamiento de Dios


"Muéstrame los secretos que hay en tu Evangelio", dice Teresa a Jesús en una poesía que escribió.

La Sagrada Escritura era para ella, un descubrimiento de horizontes infinitos.

Solía decir: "abriendo los Evangelios me he encontrado con... " Teresa tenía la costumbre de leer la Bíblia al azar. Así dio con esos textos que fueron fundamentales en diferentes momentos de su vida.

Pero lo que es realmente sorprendente es lo siguiente. ¿Te has preguntado por qué no celebramos a Santa Teresa del Niño Jesús el día de su pascua?

Teresa muere en un día en que como Iglesia celebramos a San Jeronimo, quien fue la primera persona que comenzó a traducir la Bíblia al latín en el siglo IV. Es la que llamamos, "Vulgata", palabra latina, que significa; dado al pueblo.

Curiosamente hay un texto, donde Teresa manifiesta su gran deseo de conocer el pensamiento de Dios. Esa cita está en la dedicatoria de un libro importante, respecto a las traducciones bíblicas. El libro se llama:

Análisis gramatical del griego del Nuevo Testamento.

Autor: Max Zerwck.

La cita que puso este autor en la dedicatoria de su libro está tomada del cuaderno amarillo de Madre Inés. Cuando Teresa comenta esto a su hermana, intentaba explicar que es difícil conocer la verdad de todas las cosas, aun tratándose de la Sagrada Escritura. La osadía de esta joven le hace exclamar:

Si hubiera sido sacerdote, habría estudiado a fondo el hebreo y el griego, para comprender el pensamiento de Dios tal como se ha dignado expresarlo en nuestro lenguaje humano.

Con esas palabras está la dedicatoria de Max Zerwck en su libro. Y estos dos santos de nuestra Iglesia; Jeronimo y Teresa, hoy no necesitan comprender el pensamiento de Dios, lo saben todo, Dios se les ha revelado en la eternidad, como un horizonte infinito y en una comunión de amor, plena.


La eternidad, un solo instante


María, Inés, Celina y Leonía el día que se reunieron para testificar en el proceso de beatificación de su hermana Teresa, se encontraron en la enfermería del Carmelo de Lisieux.

Leonía había viajado desde su monasterio para esa ocasión tan importante en su vida, para ella había sido difícil lograr esa estabilidad. Después de tres intentos de vida religiosa, por fin encontró su lugar, y con la ayuda de su Teresita pudo emprender el camino de confianza y abandono total en las manos de Dios.

María, ese día experimentó "la eternidad como un solo instante".

Nos encontrábamos sentadas las cuatro hermanas cerca de la enfermería, estaba el cielo azul, sin ninguna nube. El tiempo desapareció para mí, la época de nuestra infancia, los Bouissonnets; todo me parecía un solo instante. Veía a Leonía religiosa a nuestro lado. Me parecía vivir ya en un eterno presente. La eternidad es toda entera en un solo instante. (Historia de una familia)

Como la eternidad para María en ese momento, Teresa es hoy para todos nosotros, un solo instante, esta es su vida póstuma, una vida que continúa.

Cantemos con ella hoy una estrofa de ese poema que escribió, precisamente, para María del Sagrado Corazón, su hermana mayor, que nos dejó su testimonio de una "eternidad entera en un solo instante".


MI CANTO DE HOY


Mi vida es un instante, una efímera hora,

momento que se evade y que huye veloz.

Para amarte Dios mío, en esta pobre tierra

no tengo más que un día:

¡solo el día de hoy!




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