En este día celebramos la fiesta de Santa Teresa Benedicta de la Cruz, reconocida por su conversión de judía a atea y de atea a cristiana, dando como fruto una vida en el Carmelo y culminando su misión en un campo de concentración donde entregó la vida por su pueblo judío.
La verdad ha sido buscada por el ser humano de todos los tiempos, en distintas formas, culturas, pensamientos y costumbres. No es una verdad cualquiera, es la verdad primera, es decir, el principio y causa de la existencia misma. La ciencia ha indagado en teorías y demostraciones. El buscador de la verdad es un insatisfecho en su lucha; sin embargo, Teresa Benedicta nos enseña que la verdad nos sale al encuentro en todos los caminos, incluso en aquellos en donde no es buscada.
Los hombres de la antigüedad se preguntaban por el origen cosmológico, la ciencia ha postulado sus respectivas hipótesis, los filósofos en su desarrollo de pensamiento de tipo sapiencial han intentado dar respuesta. “Edith Stein, así llamada antes de ingresar al Carmelo, buscó la anhelada verdad en la filosofía, pasando por la germanística, la historia y la psicología y con las investigaciones lógicas del reconocido filósofo Edmund Husserl en la fenomenología” (Bejas, 2003).
¿Fue en vano este camino?
Claro que no. Edith ha dejado abierto un camino de pensamiento que aún hoy aporta considerablemente al quehacer filosófico. Además ella buscó en la fenomenología encontrar la verdad sobre sí misma y sobre el misterio del hombre. Este método busca el análisis de la realidad sin ningún tipo de prejuicios, dejando de lado lo que ya se conoce, con el objetivo de captar la realidad en su genuina verdad. Este método responde a su deseo de encontrar la verdad. Más tarde, este método le ayudará a aceptar a Dios tal como Él se quiera manifestar. (Bejas, 2003).
Pero, ¿Qué objetivo tiene hoy dicha búsqueda?
Parece una lucha agotadora que deja insatisfacciones, con Edith podemos preguntarnos: ¿Qué tipo de verdad queremos encontrar? ¿Cuál es el lugar que puede ofrecernos la respuesta que necesitamos?
La ciencia
La psicología
La filosofía
La astrología
La historia
La teología
La fenomenología
Y a esta lista se suman hoy otras tantas opciones. Dice nuestra querida Santa Teresa Benedicta que, “la filosofía auténtica es la búsqueda siempre inquieta del espíritu humano del ser verdadero”. (Ser finito y eterno, 1950). A veces queremos encontrar una verdad material, es decir demostrable, visible, tangible, quizá majestuosa, extraordinaria, como se soñaron algunos al Mesías. La verdad necesaria es la que el espíritu humano ansía, una verdad ontológica, es decir cuya pregunta real es por el ser. Ella dirá en una carta escrita a una hermana benedictina: “Quien busca la verdad sea consciente o no de ello busca a Dios”.
La verdad buscada en el fondo es la necesidad de sentido en el hombre y aunque muchas veces el ser humano parece alejado de Dios, precisamente en su insaciable búsqueda está más cerca de él, así lo expresa Edith: “Mi ansia de verdad era mi única oración”. Esta actitud noble y leal le ayudará a encontrar lo que ella con tanto anhelo ha buscado en su vida. (Bejas, 2003). Es leal a sí misma, a su sed y ella será saciada en el punto del camino que menos imagina.
La verdad por la que nos desgastamos buscando es quizá inexistente, parcial, ilusoria y/o finita. Tantos lugares recorremos en esa búsqueda, las ciencias puras, la medicina, astrología, las humanidades, el arte, la diversión, religiones, los tantos tipos de espiritualidad a la carta, etc. Sin embargo, la verdad de sentido que es aquella que necesitamos encontrar, se deja hallar en cualquier camino porque es infinita y solo necesita un ser humano con apertura interior. De tal manera fue la experiencia de Teresa Benedicta, que recorrió tantos caminos en la ciencia amando su búsqueda y en un momento de reposo llegó ese regalo ansiado:
En unas vacaciones de verano en 1921 visita a unos amigos, en la biblioteca de la casa toma el primer libro y es la Vida de Santa Teresa de Jesús, su lectura es imparable y al terminarlo en la madrugada concluye: “Esta es la verdad”. (Vila, 1998).
¿Qué sucedió en el interior de Teresa Benedicta?
Hambrienta de la verdad e insatisfecha de las verdades parciales, escucha en su interior el testimonio de una mujer llamada Teresa de Jesús, enamorada de un Dios que es sobre todas las cosas amor: “Teresa le cuenta que Dios, que habita en una luz inaccesible, es cercano; la Mística es el trato inmediato con Dios. Edith ve que aquí sí está la verdad que ella busca, en este nivel en que la Fe y el Amor constituyen la fuente de la verdadera Sabiduría. Después de leer la Vida de Santa Teresa se ilumina su propia vida, decide convertirse al catolicismo y más tarde ingresará de carmelita para caminar hacia el encuentro íntimo con Dios”. (Vila, 1998).
Lo que sucedió en Edith es que se dejó tocar por la fuente de la sabiduría infinita (Fe y Amor) y desde esta perspectiva logró mirar su vida y encontrar su sentido, en palabras de Juan Pablo II:
Su mente no se cansó de investigar, ni su corazón de esperar. Recorrió el camino arduo de la filosofía con ardor apasionado y, al final fue premiada, la Verdad la conquistó. En efecto, descubrió que la Verdad tenía un nombre: Jesucristo, y desde ese momento el Verbo encarnado fue todo para ella. Ella que quería contar con sus propias fuerzas preocupada por afirmar su libertad en las opciones de la vida. Al final de su largo camino pudo llegar a una constatación sorprendente: “Sólo el que se une al amor de Cristo llega a ser verdaderamente libre”.
La Verdad la conquistó y la condujo a la libertad. Tú y yo hoy ¿somos libres?, ¿dónde estamos buscando la verdad?, ¿nos dejamos conquistar por ella?
¿Qué siguió posterior a la conquista?
Dice Teresa Benedicta que el punto culminante de la filosofía es la interioridad del alma, (El ser finito y eterno, 1950), la fenomenología ciertamente es infinita y el conocimiento es un proceso infinito. Infinitud es la razón de ser de la ciencia, porque como dice Santo Tomás interpretado por Edith, el camino de la razón natural es un proceso infinito ya que nunca alcanzará su objetivo final, tan solo un acercamiento progresivo, se trata de una perfección infinita y es conocimiento divino.(La Fenomenología de Husserl y la Filosofía de Santo Tomás de Aquino, 1929). Esto puede sonarnos decepcionante, dejarnos un sinsabor.
Justamente aquí podemos comprender a la fe como criterio último de la verdad. Edith nos enseña que el conocimiento natural es solo una vida a la que le han sido trazadas determinadas fronteras, sin embargo algún día alcanzaremos la meta en la patria celestial, en aquel momento el hombre puede abarcar lo que es accesible, pero no a las profundidades de la verdad divina que solo Dios puede comprender, parte de ello le será participado al hombre en la contemplación, desde su existencia terrena por la revelación, (la revelación se entiende como autocomunicación y automanifestación amorosa de Dios, que hace de sí mismo y su misterio en función de la salvación y fue culminada en Jesucristo) y esto es percibido por el espíritu humano a través de la fe, siguiendo la interpretación de Edith a Santo Tomás, la fe es la segunda vía junto con la razón natural para alcanzar la sabiduría. Vemos pues, que en el camino recorrido por Edith previo a su conversión, su búsqueda de la verdad estuvo enfocada en una sola vía: el conocimiento natural.
Teresa Benedicta continuó su vida no solo como orante, sino también como escritora y en sus estudios afirma: “Si la certeza más alta que el hombre puede alcanzar es propia de la fe y si la filosofía reclama para si dar el mayor grado de certeza alcanzable, entonces tiene que apropiarse de la certeza de la fe. Esta certeza es un regalo de la gracia, le corresponde a la inteligencia y a la voluntad sacar de allí las consecuencias teóricas y prácticas. A las consecuencias teóricas corresponde la constitución de una filosofía desde la fe”. (Fenomenología de Husserl y Filosofía de Santo Tomás de Aquino, 1929).
Toda institución, empresa, comunidad, gobierno, familia e incluso hasta individuos se identifican con una filosofía, en torno a sus principios se constituyen estilos de vida, objetivos, estructuras, etc. El legado de Teresa Benedicta nos invita a vivir y a construir nuestras filosofías desde Dios, teniendo en cuenta que: “La verdad primera, el principio y criterio de toda verdad, es Dios mismo”. (Stein).
Déjate conquistar por la Verdad
A ti que lees hoy este pequeño escrito, te invitamos a dejarte encontrar y conquistar por la Verdad, no tienes que ser un intelectual, investigador científico, filósofo, teólogo ni saber de memoria versículos de la Biblia. Hemos dicho que todos los seres humanos somos hambrientos de la Verdad, no de cualquier ilusión o parcialidad. La Verdad que necesitamos es la Verdad de sentido, a Dios mismo, encarnado en Jesucristo y que ama en tantas formas inimaginables, abre tu corazón para que esa Verdad que puede iluminar tu vida y transformarla salga a tu encuentro, ten la certeza en fe de que en cualquier situación de vida, ella puede guiarte hacia escalones más altos: “La gracia mística brinda como experiencia lo que la fe enseña, que Dios habita en el alma”. (La Interioridad del Alma, 1950). Consciente de ello emprende bajo su guía una vida de sentido para ti y al servicio de otras almas.
Referencias
Juan Pablo II. (1999). Motu proprio para la proclamación de Santa Brígida de Suecia, Santa Catalina de Siena y Santa Teresa Benedicta de la Cruz, copatronas de Europa.
Stein, E. (2003). La Pasión por la Verdad. Introducción, traducción y notas por el Dr. Andrés Bejas. Ed. Bonum.
Vila, M. (1998). Edith Stein, una mujer intelectual y santa. Escrito redactado con motivo de la canonización.
Gracias por publicar estos escritos, nos acercan a nuestros Santos desde sus experiencias, como comenzaron sus caminos en la Fé, como reflexionaban y abrían sus conocimientos al espíritu de Dios, y vemos como han cambiado los tiempos pero las realidades y búsquedas del ser humano son las mismas y están ahí…
Me encanta lo que reflexiona:- “!Quién busca la verdad busca consciente o no a Dios!”
Gracias 🙏🏻🤎🙏🏻