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Santo del día: Santa Teresa Benedicta de la Cruz -Edith Stein- Carmelita Descalza, mártir.

Nace en Breslau el 12 de octubre de 1891, en el seno de una familia hebrea. En el año 1922, recibió el bautismo en la Iglesia católica y en 1933, entró en el Carmelo de Colonia. Murió mártir de la fe cristiana en los hornos crematorios del campo de concentración de Auschwitz el 9 de agosto de 1942, durante la persecución nazi.


“Dios sabe qué planes tiene para mí. Por eso no necesito preocuparme”


REFLEXIÓN

En un mundo, en una época donde continuamente estamos ocupados en muchas cosas, nos hace bien detenernos en esto que nos dice nuestra hermana Teresa Benedicta de la Cruz. Cada día, cada momento nos exige una serie de acciones que realizar, medidas que tomar, situaciones que resolver, y todo eso está bien, pero ¿hasta qué punto debemos preocuparnos por eso? ¿Cómo debe reaccionar un cristiano ante esa situación?


La respuesta nos la da la misma Edith: confiarnos plenamente en Dios, en sus designios de amor y misericordia. El sentirnos hijos amados y atendidos por un Padre infinitamente amoroso y lleno de generosidad debe despertar en nosotros esa confianza y seguridad que nos ayuden a superar las dificultades que experimentamos en nuestras actividades. Si todo, absolutamente todo, lo que hacemos tiene a Dios como origen y también todo lo tiene a Él como meta, si incluso le confiamos nuestra misma vida; y si creemos que Él es Todopoderoso, ¿Qué podemos temer?


Pidamos a Él, que es la fuente de todo, que nos incremente la fe, que aumente en nosotros la confianza y la esperanza para sentirnos seguros haciendo siempre su voluntad en cada acción y en cada momento. Junto con estas palabras de Edith, acojamos lo que nos dice San Pablo: “Que Dios, de quien procede la esperanza, llene de alegría y de paz su fe; y que el Espíritu Santo, con su fuerza, los colme de esperanza” (Rm 15, 13).


Fuente: Fray Hansel Fajardo, ocd.


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