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¿Qué puedo hacer para vivir la Semana Santa como un tiempo de gracia?

Ya sabemos que la Semana Santa es la semana más importante para todos los creyentes. El Triduo Pascual, en donde celebramos la muerte y resurrección de Nuestro Señor, es el núcleo de todo el año litúrgico. Sin embargo, ¿has sentido alguna vez que la Semana Santa pasa como una semana más sin dejar ningún fruto en tu vida?


Fácilmente podemos caer en la rutina y vivir la Semana Santa como si fuera otra semana más. Incluso podríamos caer en la tentación de verla sólo como una semana de vacaciones o un descanso necesario frente a todas las actividades que ordinariamente tenemos. Nada más lejano a nuestra fe.


Por eso quisiera compartirte algunos consejos para poder vivir la Semana Santa a plenitud, y logarar así recoger los frutos de santidad que Dios quiere regalarnos.



1. La disposición del corazón


Toda la Cuaresma ha sido un tiempo de preparación, hemos vivido el ayuno, la limosna y la oración como ayudas que nos disponen para acoger el don de la Salvación. Sin embargo, es necesario que hagamos un alto antes de iniciar la Semana Santa y pensemos qué frutos hemos recogido durante la cuaresma. Si nuestro canasto se encuentra algo vacío, debemos ser sinceros con nosotros mismos y reconocer, con mucha humildad, nuestra indigencia. Una corazón contrito y humillado es más agradable a Dios que muchos sacrificios.


Debemos mirar nuestro corazón y decir: "Señor aquí lo tienes, no es perfecto, pero sé que lo quieres para ti". Dios acoge lo que le damos con mucho amor. No debemos engañarnos creyendo que Dios sólo acepta ofrendas perfectas, Dios se alegra también cuando le ofrecemos nuestra pequeñez y nuestra fragilidad.


Por eso, más allá de los sacrificios que podamos hacer (que también son muy importantes), la mejor disposición del corazón para vivir la Semana Santa es la humilidad. Poner nuestro corazón en sus manos, tal y como es, sin maquillajes, ni máscaras. Un corazón sencillo, pero dispuesto a acoger el amor sanador de Dios.


2. Participar con fe


La Semana Santa nos regala una serie de celebraciones litúrgicas que son una caricia para el alma. Cada celebración, con sus gestos y su mistagogía, nos introduce en el misterio del amor de Dios, que Jesús nos manifiesta plenamente.


No debemos ver las celebraciones como "una misa más", debemos entrar en la dinámica de la fe y reconcoer que en cada celebración de hace vida el misterio de nuestra salvación. Dios nos está salvando por medio de la conmemoración de su misterio.


Para lograr descubrir esta profundiad y así tener una participación activa en la celebración es necesario que nos preparemos adecuadamente antes de cada celebración. Para ello es muy recomendable leer los textos bíblicos de la liturgia, leer o escuchar algún comentario previo que nos explique el sentido de cada celebración. Así podremos acercarnos a las celebración con una mayor consciencia de lo que celebramos.


3. Vivir en familia


La Semana Santa se disfruta y se vive con mayor intensidad cuando se vive en familia. La familia también es un don de Dios. Por eso, participar de las celebraciones en familia, preparar las celebraciones y compartir lo que cada una implica es una riqueza que puede ayudarnos a vivir con más profundidad el misterio de nuestra fe.


El poder dedicar tiempo para la familia, compartir la vida, sentarnos a la mesa para compartir los alimentos, dedicar tiempo de calidad para escucharnos y acompañarnos los unos a los otros, también es una oportunidad que nos regala la Semana Santa. Este tiempo dedicado a la familia también es una manera de vivir el misterio del amor de Dios. Especialmente si podemos reunirnos para orar y agradecer al Señor todos sus beneficios.





4. Vivir la gratuidad


Para vivir la Semana Santa a plenitud no podemos olvidar que Dios es el protagonista de cada momento. Como diría santa Isabel de la Trinidad a nosotros nos toca "dejarnos amar". El misterio de la Pascua, nos recuerda que Dios ha dado todo por nosotros. Se ha jugado hasta la última gota de su sangre por amor.



Estos días he reflexionando sobre este misterio y he disfrutado mucho compartir con la comunidad en las homilías esta idea: "no nos convertimos para que Dios nos ame, nos convertimos porque Dios nos ama". Este es el misterio de la gratuidad, Dios no ha salvado por amor, sin nigún mérito de nuesta parte.


Vivir desde la gratuidad nos ayudará a entender que Dios siempre está primero. Como dice el papa Francisco "nos primerea". Conscientes de su iniciativa podemos entonces dejarnos conquistar por Él.


5. Dejarme sorprender


Finalmente, es importante que aprendamos a dejarnos sorprender frente al misterio de Dios. Cada celebración, cada gesto, cada encuentro es un mensaje de Dios para ti, un mensaje siempre nuevo.


A veces podemos cerrarnos creyéndo que ya los sabemos todo, que ya conocemos la liturgia y lo que vamos a celebrar. Eso podría hacernos vivri la Semana Santa de una manera monótona. Es necesario que te abras a la novedad de Dios, vivirla como si fuera tu primera Semana Santa, escuchando con atención y contemplando cada gesto con asombro. Verás que Dios siempre es nuevo.



Un bonus

Finalmente quiero compartirte este video de nuestro hermano Fr. Abel, explica de manera espléndida lo que es la Semana Santa. Estoy seguro que te va a ayudar para que te dispongas a vivirla con más profunidad.


Dios te bendiga.





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