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¡Espíritu Santo - Amor eterno!

Actualizado: 28 may 2023

Cada año, al terminar la Pascua, la Iglesia se viste de fiesta con la celebración de Pentecostés, las parroquias preparan vigilias, los templos se visten de rojo y se adornan con velas que recuerdan esa llama que iluminó a los primeros discípulos, esa "llama de amor viva" que sigue nutriendo y dando vida a la comunidad. Nosotros también nos llenamos de gozo al sabernos habitados por el Espíritu que nos da vida verdadera.


Hoy no quisiera compartir con ustedes "un artículo" como tal, creo que el Espíritu Santo me mueve a algo más interior, más "espiritual", tal y como a Él le gusta. Por esa razón quisiera que juntos dediquemos unos momentos a reflexionar, y si lo quieres también a orar, con un hermoso texto de nuestra hermana carmelita santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein).


El texto es una poesía, que parecer ser es parte de una novena de Pentecostés (cf. F. Sancho), escrita por ella misma. Te comparto el texto completo, para luego ir poco a poco entrando en la dinámica de la reflexión:



¿Quién eres tú, dulce luz que me llena e ilumina la oscuridad de mi corazón? Me conduces igual que una mano materna y si me soltaras, no sabría ni dar un paso. Tú eres el espacio

que envuleve todo mi ser y lo encierra en sí,

abandonado de ti caería en el abismo

de la nada, de donde tú lo elevas al Ser.

Tú, más cercano a mí que yo misma

y más íntimo que mi intimidad,

y, sin embargo, inalcanzable e incomprensible,

y que hace explotar todo nombre:

¡Espíritu Santo - Amor Eterno!






¿Quién eres tu...?


¡Oh Espíritu Santo, qué poco te conocemos! En el fondo de nuestro corazón resuena siempre el anhelo por conocerte, sin embargo, sigues siendo "el gran desconocido". ¡Cuánto te nesecitamos!... y aún así pocas veces te buscamos.


¿Quién eres tú? ¿Qué lugar tienes en nuestra vida? ¿Qué nos dices sobre ti mismo? ¿Cómo podemos conocerte si nunca hablas de ti mismo? ¿Quién eres Espíritu?


¿Quién eres tú? Vives tan dentro de nosotros y tan pocas veces percibimos tu presencia. Vives dando vida, porque sin ti, oh Amor, no habría en nostros fuego ni luz.


¿Quién eres tu...


...dulce luz que me llena e ilumina la oscuridad de mi corazón?


Eres dulce amada Llama porque hieres tiernamente nuestra alma en su más profundo centro, haciéndonos vivir y anhelar la vida divina. Eres tú quien nos hace correr tras los pasos del Amado, cruzando los valles y las fronteras...


Eres dulce como el soplo suave de la brisa que hizo a Elías reconcer la presencia de Dios. Dulce como el vino de Caná, porque brotas de la misma fuente.


Eres la luz que alumbra con tu fuego las profundas cavernas de nuestros sentidos para guiar nuestros pasos por el camino de la Verdad. Eres la luz que nos hace transitar la noche de la vida con la seguridad de la fe. Por eso con confianza, "sin otra luz y guía" nos dejamos llevar por ti cuando ardes en nuestro corazón.


Eres dulce luz, porque eres el Amor de nuestro Amado.



Me conduces igual que una mano materna y si me soltaras, no sabría ni dar un paso.


¿Qué hay más tierno que la mano de una madre? ¿Dónde sentirse más seguro y confiado? Sólo Tú, que nos tomas para conducirnos al corazón de Dios. Tú nos abres las puertas de la eternidad y nos guías hacia las fuentes de la misericordia.


Tú, que nos enseñas a pedir lo que nos conviene, nos enseñas también a caminar... paso a paso... sostienes nuestra mano cuando tambaleamos, eres tu el equilibrio de nuestra vida y la guia segura de nuestro sendero.



Tú eres el espacio

que envuleve todo mi ser y lo encierra en sí,

abandonado de ti caería en el abismo

de la nada, de donde tú lo elevas al Ser.


Nos envuelves como una crisálida para transformarnos, nos envuelves en ti para darnos una nueva vida, para que volvamos a nacer... eres el vientre que gesta nuestra vida espiritual y nuestra salvación. Nos renuevas desde dentro, para ser amor como tú.


Nos encierras en ti, para que vivamos en ti. Tu eres la savia de la vida que nos alimenta y nos impulsa a crecer, para que los frutos de nuestra vida sea siempre frutos de compasión.


No hay abismo más profundo, ni noche más oscura que la ausencia de ti en mí. Estar sin ti es volver a la nada, simplemente dejar de existir. ¡Elévame a la vida Espíritu de amor!



Tú, más cercano a mí que yo misma

y más íntimo que mi intimidad,


Eres, Santo Espíritu, nuestra interioridad, eres el trono de nuestro palacio interior, la morada más íntima de nuestro Castillo Interior... ahí donde solo brilla la luz. Ahí tú secretamente solo moras para, lleno de gloria, enamorarme.


Tú eres el mirar de Dios. Esa mirada que nos transforma, que ama y hace mercedes. No dejes de mirarme "que gracia y hermosura en mi dejaste" con tu íntima mirada de misericordia. Aspira por el huerto de mi alma y recuérdame el amor, porque tu cercanía me sana y me hace vivir ya en el cielo.


Tú me conoces como nadie más puede hacerlo, tu sondeas mis pensamientos y habitas mis sentimientos. Tú eres mi intimidad más cristalina, la verdad más pura de mi ser.




y, sin embargo, inalcanzable e incomprensible,



No hay manera de contenerte, Amor. No existe forma de encerrarte... tu eres siempre más grande, más sabio, más trascendente, más cercano. No podemos limitarte con nuestros pensamientos, no podemos atraparte en nuestras estructuras, mucha veces tan rígidas. Tu eres libertad y novedad.


Por eso el que nace de ti es como el viento: libre... capaz de dejarse guiar... capaz de volar alto en ese amoroso lance.




y que hace explotar todo nombre:

¡Espíritu Santo - Amor Eterno!


Tú eres esa llama de amor de nuestro Esposo que arde y baña nuestra alma en gloria. Tu nos refrescas con sabor a vida eterna. Por eso nuestros labios aclaman con gozo y gritan con intensa alegría tu nombre: ¡Amor Eterno!


Eres ese amor que todo lo cree, lo espera y lo soporta. Eres esa caridad que no se acabará nunca. Con tu presencia hieres y sanas con la ternura de Dios nuestras heridas. Porque tu oficio es herir para enamorar y deleitar el alma de los buscan a Dios.


Santo Espíritu, Santo Amor, eres la inclinación y la fuerza de nuestra alma para ir a Dios. Por ti nuestra alma se une a la divinidad. Haz de nuestra vida una prolongación de la eternida de Dios, de la eternidad del amor.



Amor Eterno que habitas nuestro corazón y nuestra vida,

haz que siempre nos dejemos enamorar por ti.


Amén.

 

¿Y para ti quién es el Espíritu Santo?



¿Qué lugar tiene el Espíritu Santo en tu vida?

  • Es fundamental, siempre lo tengo presente

  • Tengo relación con Él, pero podría mejorar

  • La verdad mi relación con el Espíritu es casi nula






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