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Gracias María del Monte Carmelo

Queridos hermanos y hermanas, hemos celebrado hoy, 16 de julio, la solemnidad de Nuestra Madre María del Monte Carmelo. Como Iglesia, y en especial, como Orden Carmelitana, nos alegramos de celebrar a María y damos gracias a Dios por su presencia, su amor, protección, intercesión y en general, por todo lo que ella significa para nosotros.


Hoy ha sido un día especial, día para celebrar, para alegrarnos, pero también para tomar conciencia, para reflexionar y agradecer el don de María. A la par de las celebraciones, debemos profundizar en el valor y en la importancia que tiene la Virgen en nuestra vida, en la vida de la Orden del Carmelo Descalzo y de la Iglesia. Adentrémonos en este misterio de la Virgen, de su mano descubramos que la tenemos a ella y demos gracias a Dios por ese regalo inmerecido, y que se puede expresar con tan solo cinco letras: María.


En primer lugar, agradezcamos a María simplemente por su presencia, porque ella está allí, aunque nosotros muchas veces no lo sintamos o no nos demos cuenta. Ella esta siempre dispuesta a dejarse encontrar por nosotros, tal cual hace su Hijo Jesús, ella quiere también entablar una relación amorosa con nosotros. María es madre, es compañera, es amiga, es hermana, es todo lo que también es Jesús porque ella está íntimamente unida a Él, más que cualquier otra criatura. En nuestro camino cristiano jamás vamos solos, y hoy de una manera especial, hoy te agradecemos, madre, porque tenemos a una compañera de camino fiel, amorosa, misericordiosa, intercesora, gracias Virgen María.


En segundo lugar, agradezcamos a María por sus virtudes. Ellas, sin mérito propio, le han sido dadas y ella las ha acogido con amor y las ha cultivado para enseñarnos el camino de seguimiento de Jesús, su Hijo. Dios se ha complacido en ella y la ha llenado de esas virtudes y dones para realizar su designio salvador y también para que nosotros pudiéramos contemplar su acción. Su vida de oración, su fe, su esperanza, caridad, disposición de servicio, humildad, sencillez la convierten en modelo para todos los seres humanos y en especial para los carmelitas. Gracias, madre, por tu espíritu de oración y abnegación, por tu entrega a la escucha de la Palabra de Dios y tu docilidad a los impulsos del Espíritu Santo, gracias María. Te pedimos que nos ayudes en el ejercicio de nuestras propias virtudes para así glorificar a Dios y ser signos vivos de su acción amorosa, te pedimos todo esto madre María.


En tercer lugar, agradezcamos a María su participación en el misterio pascual de Cristo. Ella estuvo presente en todo este acontecimiento salvífico comenzando desde la Encarnación, donde ella tuvo un papel esencial dando con su “sí” lugar a que Jesucristo tomara nuestra condición humana. María también participó en los acontecimientos del nacimiento, la presentación, la infancia y vida familiar de Jesús; incluso también en los inicios de su ministerio profético y durante el ministerio donde dio testimonio de su obediencia a la voluntad de su Hijo. De una manera muy cercana, María participó en los acontecimientos la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo donde también manifestó una fe inquebrantable a pesar de ser sometida al dolor mas grande: la muerte de su Hijo, pero de igual forma seguramente aguardó con esperanza la resurrección y se alegró grandemente al saber que Él había resucitado. Y finalmente, ella también estuvo presente en los orígenes de la comunidad de creyentes cuando se derramó el Espíritu Santo sobre los apóstoles. Te agradecemos por estar siempre al lado de tu Hijo y porque participaste activamente en su misterio salvador, gracias María.


En cuarto lugar, demos gracias a María por su protección, intercesión, su auxilio y su entrega solícita a nosotros. Ella nunca hace nada para sí, todo lo hace para los demás, toda ella es don, regalo, gracia y generosidad. María tiene también potestad para cuidarnos, para interceder por todos, para ayudarnos en nuestro camino de seguimiento de Jesús. Nuestra madre María del Monte Carmelo, por medio del Escapulario, nos manifiesta este amor y su protección. El escapulario es signo de pertenencia, amor, protección y compromiso con María. Gracias Madrecita del Carmen porque nos cuidas, proteges, ayudas y nos animas a caminar siguiendo las enseñanzas e tu Hijo, gracias madre María.


Hay mucho que agradecer en este día y ojalá que todo él haya sido una continua acción de gracias a Dios por el regalo inmenso de María. ¡Qué bonito sentir que nosotros somos parte de las generaciones que la “llamarán dichosa” y como no si el Poderoso ha hecho grandes cosas en ella!


Feliz día de Nuestra Madre la Virgen María del Monte Carmelo.

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